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Entrevista con Juan Carlos Durán, asesor de banca privada en Banque de Luxembourg

Publicada en enero de 2021

Describa brevemente su trayectoria profesional.

Soy originario de Madrid y realicé mis estudios de Ingeniería entre Madrid y París. Después, recalé un poco por casualidad en Luxemburgo, un país, a pesar de su tamaño, cosmopolita y abierto al mundo. Esta es una de las razones que me llevó a decidir quedarme aquí un tiempo, hace ya 20 años, y trabajando en Banque de Luxembourg desde 2007.

En primer lugar, participé en proyectos estratégicos, de transformación interna y, poco a poco, me fui adentrando en el mundo de la gestión, comenzando por la gestión de fondos de inversión, la distribución y el desarrollo de negocio. Tras esta primera experiencia decidí dar un paso más y orientarme hacia la Banca Privada, la cual me ha permitido desarrollar mi pasión por lo humano y aportar valor a mis clientes. Actualmente me ocupo tanto de la gestión de los clientes hispanohablantes y sus familias, como del desarrollo del mercado español.

Banque de Luxembourg celebra este año su 100 aniversario. ¿Cómo ha evolucionado la entidad y cuáles son sus principales áreas de negocio en la actualidad?

Ante todo, cabe destacar que el banco se estableció en Luxemburgo en 1920, en un momento en que la gripe española hacía estragos. La Gran Depresión de los años treinta, la Segunda Guerra Mundial, las perturbaciones en el mercado de petróleo o las crisis financieras son pruebas en el camino que nos han permitido avanzar y hacer gala de una capacidad de resistencia excepcional en estos periodos difíciles. El mayor crecimiento que experimentamos se inició en la década de los ochenta y los noventa y, desde entonces, prestamos apoyo a una clientela variada de inversores nacionales e internacionales, a familias y empresarios en la conservación, la gestión y la transmisión de su patrimonio. En paralelo, el Banco ha desarrollado también un abanico de servicios dirigido a profesionales del ámbito de la gestión.

Desde entonces y 100 años después, seguimos siendo un referente en la plaza financiera de Luxemburgo.

Luxemburgo es el principal centro financiero europeo para la banca privada. ¿Cómo se posiciona Banque de Luxembourg en este sector?

En la actualidad, somos uno de los bancos privados más importantes de Luxemburgo, con cerca de 1.000 colaboradores, un producto bancario neto agregado de 280,7 millones de euros, más de 1.000 millones de EUR de fondos propios (a 31 de diciembre de 2019) y un ratio de solvencia del 27.19%, cifras estas que transmiten solidez y seguridad. Desde Luxemburgo, nuestro banco se pone al servicio de particulares, familias y empresarios. La mayoría procedentes de Europa, los cuales nos eligen por nuestra capacidad para tener en cuenta la diversidad y la complejidad de sus situaciones, así como por la manera en la que ejercemos nuestra actividad.

 

La banca privada ha vivido una revolución en los últimos años. ¿Cómo ha tenido que adaptarse el sector a las nuevas generaciones? ¿Qué tendencias cree que van a marcar el futuro?

Un patrimonio, ya sea material o inmaterial, es fruto del esfuerzo de toda una vida y, en ocasiones, incluso de varias generaciones. Percibo que las nuevas generaciones esperan que su gestor de inversiones trascienda los meros aspectos financieros y tenga en cuenta criterios éticos y conceptos como sostenibilidad y compromiso social.

Por esta razón, en Banque de Luxembourg nos hemos decantado por convertir la inversión responsable y las iniciativas sostenibles en un elemento central de nuestra estrategia de futuro. A partir de ahora, todo lo que emprendamos se medirá en función de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas.

Estas nuevas generaciones son sensibles a toda una serie de etiquetas relativas a la inversión socialmente responsable (ISR), pero no solo las nuevas generaciones, este paradigma está siendo adoptado por todos los estratos de la sociedad.

Las dos grandes palancas de mayor impacto en el seno de una entidad bancaria radican en el ahorro y el crédito y, en este sentido, en Banque de Luxembourg asumimos nuestra responsabilidad social y podemos acompañar al cliente que desea invertir su capital en proyectos más responsables, pero también rechazar determinadas financiaciones sobre la base de criterios relativos sostenibles. Gracias a estas dos elementos, nos posicionamos como un actor que otorga prioridad a los criterios en relación con la responsabilidad social de las empresas (RSE).

¿Qué ventajas ofrece Luxembourg para los inversores españoles?

Luxemburgo es uno de los diez países del mundo que atesoran la calificación AAA, además posee una economía pujante. Es también uno de los países del mundo donde el sentimiento de seguridad es más elevado. El Gran Ducado hace gala de una estabilidad política y social sin parangón en Europa, así como un marco legal pragmático, dinámico y atractivo para los inversores. El país ofrece una jurisdicción estable para su patrimonio, dentro de Europa, diseñada para proteger a los inversores y clientes.

La plaza financiera de Luxemburgo ofrece una dimensión internacional a los inversores españoles, un elevado grado de diversificación, su capacidad innovadora, pero sobre todo su seguridad económica y política y su estabilidad. Es el primer centro de banca privada de la zona euro y figura en la segunda posición a escala mundial por activos gestionados, con un marco jurídico y reglamentario moderno y competitivo.

La crisis que atravesamos en la actualidad ha propiciado que clientes que, por lo general, se mostraban reacios a dar el paso de abrir una cuenta en el extranjero se sientan cómodos con la idea de diversificar su patrimonio en una jurisdicción estable y renombrada como la de Luxemburgo.

¿Cómo percibe que ha afectado la Covid19 en la toma de decisiones de los inversores acerca de su patrimonio? ¿qué papel juega el asesor financiero ante este nuevo contexto?

Los clientes que llevan muchos años confiándonos sus ahorros se han sentido, una vez más, satisfechos por la calidad y la resiliencia de nuestra gestión. Nuestras inversiones en valores de calidad y nuestra filosofía de inversión prudente a largo plazo nos han permitido capear episodios de fuerte volatilidad sin que cunda el pánico.

En Banque de Luxembourg, nos mantenemos al margen de las tendencias, dado que ponemos nuestra prioridad en la conservación del capital y  la rentabilidad a largo plazo. Además, el control de riesgos constituye uno de los elementos fundamentales de nuestra metodología.

El gestor, o asesor financiero, es el elemento catalizador de los principios anteriores, es un socio de confianza, que escucha al cliente, que lo acompaña a través de las variaciones que toda inversión experimenta a través del tiempo y que responde a sus inquietudes aportando respuestas, valor y seguridad.

¿Qué desafíos afronta el sector y el Banque de Luxembourg de cara a los próximos meses?

Los bancos no solo deben contribuir a financiar la economía real, como lo han hecho en el punto álgido de la crisis sanitaria, sino que además pueden ayudar a que el mundo real experimente un mejor desarrollo al facilitar la transición hacia las finanzas sostenibles.

El reto de Banque de Luxembourg es, y siempre ha sido, estar más cerca de sus clientes. La crisis que atravesamos ha demostrado que esto no tiene por qué implicar una proximidad física. El banquero debe reinventarse y reinventar la forma en la que propone sus servicios. Durante la crisis, no he podido viajar a España para visitar a mis clientes, por lo que hemos buscado alternativas. Esta reactividad ha sido muy apreciada por nuestros clientes, y se afirma en línea con nuestros valores. 

Más que un desafío, es un principio que llevamos aplicando desde hace 100 años : continuando fieles a nuestros valores y tomándonos el tiempo necesario para escuchar a nuestros clientes, porque cada cliente es una persona, y cada persona es única.