A las puertas del verano, varios organismos internacionales publican sus perspectivas económicas con una tendencia generalizada de revisiones a la baja de las expectativas de crecimiento a escala mundial.

Después del Banco Mundial, al que precedió unas semanas antes el Fondo Monetario Internacional, la OCDE acaba de publicar sus perspectivas económicas revisadas. La organización internacional anticipa a partir de ahora un crecimiento mundial inferior al 3% tanto en 2025 como en 2026, frenado concretamente por el notable aumento de las barreras comerciales y también por la erosión de la confianza de las empresas y los consumidores. Según la OCDE, el crecimiento que se prevé en EE. UU. sería de tan solo el 1,6% en 2025 y del 1,5% en 2026, lo que representa una clara ralentización en comparación con el crecimiento del 2,8% observado en 2024.

No obstante, aunque el primer trimestre se caracterizó por una contracción de la actividad al otro lado del charco pese a haberse registrado una explosión de las importaciones de bienes en previsión de la aplicación de aranceles, los datos de actividad más recientes, correspondientes al segundo trimestre, resultan bastante tranquilizadores, en especial por lo que respecta al consumo.

¿Son demasiado pesimistas los organismos internacionales?

No, los riesgos de desaceleración de la demanda interna siguen estando presentes. Las consecuencias del incremento de los aranceles (que pasaron del 2,5% a finales de 2024 a alrededor del 15% en la actualidad) en la economía deberían materializarse de forma más marcada en el segundo semestre, en especial en los datos de inflación o incluso de empleo.

Ralentización moderada del mercado laboral

La ralentización del mercado laboral, muy gradual, se confirma. La creación de empleo se situó en 139.000 unidades en mayo, una cifra que superó las expectativas del mercado, pero que quedó por detrás de la media de 177.000 puestos de trabajo registrada durante los seis meses anteriores. En el sector privado, solo nueve sectores crearon puestos de trabajo el mes pasado, frente a 12 en abril y 13 en marzo. La tasa de empleo volvió a reducirse hasta alcanzar su cota mínima desde finales de 2021 y se sitúa en el 59,7%.

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Fuente: BLS, Banque de Luxembourg

Inflación todavía bastante contenida en Estados Unidos

La inflación estadounidense solo mostró una pequeña progresión en mayo (+0,1%) frente al mes anterior y también reveló un alza moderada en el conjunto del año (+2,4%). No obstante, los temores de que asistamos a una aceleración de los precios tras las medidas proteccionistas adoptadas por la Administración Trump siguen presentes. En los próximos meses deberíamos ser testigos de una inflación más sostenida. De hecho, es muy probable que las empresas hayan agotado de forma prioritaria los inventarios reconstituidos durante el primer trimestre, lo que ha contenido de forma temporal la necesidad de subir los precios. Además, los bienes afectados por el aumento de los aranceles, en especial los procedentes de China, siguen entrando en territorio estadounidense, aunque con un pequeño retraso, de entre uno y dos meses. Por último, los componentes de «precios pagados» que se reflejan en los índices adelantados PMI no apuntan en estos momentos a una ralentización de las presiones inflacionistas. Solo un descenso de los márgenes de las empresas y una desaceleración de la demanda podrían atenuar las futuras presiones inflacionistas, y ello a expensas de un debilitamiento más marcado de la actividad.

Acusado recrudecimiento de las tensiones en Oriente Próximo y volatilidad de los precios del petróleo

El precio del barril acaba de atravesar un periodo de fuerte volatilidad provocado por una clara intensificación del conflicto en Oriente Próximo. Dado el temor a una amenaza atómica inminente, Israel, respaldado por Estados Unidos, lanzó un amplio ataque contra Irán que tuvo como objetivo instalaciones nucleares, fábricas de armamento y mandos militares.

En un principio, el precio del petróleo se disparó más de un 10% antes de perder todas las ganancias tras una respuesta muy moderada del ejército iraní y el anuncio de un alto al fuego entre Israel e Irán, que redujo los riesgos de un bloqueo deliberado del estrecho de Ormuz. Ese estrecho constituye un importante punto estratégico para el transporte de petróleo y gas. De hecho, alrededor del 30% del tránsito marítimo de petróleo (a saber, unos 20 millones de barriles) y del 20% del volumen total de gas natural licuado pasa por este estrecho a diario. Más del 80% de esos volúmenes de petróleo y gas tiene como destino Asia. Aunque no puede excluirse del todo, un bloqueo proactivo del estrecho por parte de las autoridades iraníes resultaría contraproducente para el país, en especial en el plano diplomático, puesto que China es el principal comprador de petróleo de Irán.

Los mercados considerarían menos problemática una parada de la producción iraní, puesto que existen importantes excedentes de capacidad de producción en la OPEP (estimados en 5 millones de barriles diarios y concentrados, principalmente, en Arabia Saudí) que pueden movilizarse con facilidad. Irán produce unos 3,2 millones de barriles al día, el equivalente al 3% de la producción mundial, y exporta entre 1,5 y 2 millones de barriles cada jornada.

Preocupación por las finanzas públicas estadounidenses

La agencia de calificación Moody’s decidió rebajar la calificación de Estados Unidos, y se unió a sus homólogas S&P y Fitch. Por consiguiente, la primera economía mundial perdió de forma oficial su calificación AAA, es decir, la de mayor calidad, asociada a un riesgo de crédito más reducido. A Moody’s le preocupa la trayectoria de la deuda estadounidense. A día de hoy, los costes por intereses ya representan el 3% del PIB y, si no se adoptan medidas correctivas, podrían seguir aumentando en las próximas décadas. En este contexto, cobra cierto sentido que las negociaciones actuales sobre el proyecto de ley presupuestaria llamado «One Big Beautiful Bill Act» inquieten a los mercados, y también a parte de los políticos electos de Estados Unidos, incluidos algunos del partido republicano. Las rebajas de impuestos carecen de financiación suficiente y se traducirán en un gran aumento de los déficits y de la deuda sin impulsar la actividad económica de manera sostenible. Un estudio realizado por «The Budget Lab», un centro de investigación de Yale, aborda los efectos negativos a largo plazo de esta política en la actividad económica, de un aumento considerable del déficit y de la deuda, y de una importante subida de los tipos de interés a largo plazo.

Los tipos de interés elevados debilitan las actividades más cíclicas, en especial, las inmobiliarias. El avance de los tipos de interés de Estados Unidos observado en los doce últimos meses hace mella en la actividad del sector inmobiliario del país. Los tipos hipotecarios fijos a 30 años rozan el 7% y limitan la capacidad financiera de las familias americanas para adquirir un bien inmueble. Como es de esperar, la confianza de los promotores inmobiliarios se resiente y acaba de alcanzar su nivel más bajo desde finales de 2022.

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Fuente: NAHB, Banque de Luxembourg

La Reserva Federal está a la espera y el BCE rebaja sus tipos

Como se preveía, ante esta coyuntura económica caracterizada por una elevada incertidumbre, las autoridades monetarias estadounidenses decidieron por unanimidad mantener los tipos oficiales sin cambios en entre un 4,25% y un 4,5%. Esta decisión no sorprendió en absoluto a los inversores, ya que la postura de espera está plenamente justificada. Sin embargo, el deterioro coyuntural que se vaticina abre las puertas a una política monetaria expansionista en Estados Unidos. Los mercados esperan prácticamente dos bajadas de tipos de aquí a finales de año.

En la zona euro, el BCE volvió a reducir los tipos oficiales 25 puntos básicos y situó el tipo de depósito en el 2%. Este último cerró el mes de mayo de 2024 en un 4%. En sus anuncios, la entidad cree estar bien posicionada para hacer frente a la excepcional incertidumbre que nos rodea hoy en día. Además, se muestra confiada por lo que respecta a la trayectoria de los precios y prevé un regreso de la inflación al nivel del 2% en 2025, del 1,6% en 2026 y del 2% en 2027. Las autoridades monetarias europeas mantuvieron sus estimaciones de crecimiento para 2025 en un 0,9%, revisaron ligeramente a la baja sus perspectivas para 2026 hasta situarlas en un 1,1% y anticipaban un 1,3% para 2027. Por el momento, la resiliencia de los indicadores adelantados en la zona euro parece indicar que el grueso de la rebaja de los tipos ya se ha descontado.

Damien Petit, Responsable de Inversiones de Banca Privada
Banque de Luxembourg