Las complicadas situaciones presupuestarias en Estados Unidos y Francia están detrás de la intensificación de las tensiones políticas. El dólar estadounidense saca partido de esta coyuntura.

Cierre efectivo de la Administración estadounidense desde el 1 de octubre

En Estados Unidos, los debates entre republicanos y demócratas con vistas a prolongar la financiación del Estado federal no han llegado a buen puerto. La ausencia de una mayoría cualificada en el Senado ha provocado el cierre de los servicios gubernamentales no esenciales (llamado «shutdown») desde el 1 de octubre. La propuesta de los republicanos de simplemente extender el presupuesto actual hasta finales de noviembre se ha topado con la negativa de los demócratas, quienes exigen la renovación de créditos fiscales y de subvenciones para sanidad.

La consecuencia más directa de esta parálisis presupuestaria estriba en la situación de desempleo técnico de alrededor de 750.000 empleados federales. Por otra parte, la administración Trump ha anunciado la congelación temporal de los fondos destinados a proyectos de infraestructuras, principalmente a favor de estados gobernados por los demócratas. En los mercados financieros también se observan perturbaciones. El hecho de que la Oficina de Estadísticas Laborales estadounidense («BLS», por sus siglas en inglés) no haya podido publicar el informe mensual sobre el empleo a principios de mes resulta perjudicial para los inversores. Cabe recordar que el manifiesto debilitamiento en la creación de puestos de trabajo que se ha constatado estos últimos meses es lo que provocó la inflexión de la política monetaria en septiembre, momento en el que se acometió la primera rebaja de tipos desde principios de año.

Un bloqueo bastante frecuente en Estados Unidos con consecuencias económicas limitadas

Esta situación de bloqueo no es en absoluto la primera. Desde mediados de la década de 1970, Estados Unidos ha asistido a más de 20 periodos de parálisis presupuestaria y congelación parcial de la Administración federal. El periodo más prolongado, que duró 35 días, tuvo lugar durante el primer mandato de Donald Trump. Por suerte, las consecuencias económicas directas de un «shutdown» son bastante limitadas en general, de alrededor del 0,1% del PIB a la semana, con un importante efecto de recuperación al reabrirse los servicios federales gracias, sobre todo, al pago de los atrasos salariales.

No obstante, el anuncio de despidos masivos (más de 4000 empleos de funcionarios federales) y la prolongación de este estancamiento presupuestario podrían suponer un deterioro aún mayor de la economía y provocar efectos secundarios de mayor calado en la confianza de las empresas y los consumidores.

Nuevo Gobierno en Francia, frágil y ya amenazado con una moción de censura

La zona euro también se halla al borde de un aumento del riesgo político. Sirva de ejemplo la acusada inestabilidad en Francia desde la disolución de la Asamblea Nacional en junio de 2024. Apenas instalado, el quinto gobierno (Lecornu II) en 15 meses ya parece muy frágil. El objetivo prioritario del nuevo equipo es la elaboración de un presupuesto para 2026. Se trata de un ejercicio complejo: en una Asamblea Nacional sin mayoría, habría que definir una trayectoria creíble de reducción del déficit sin malograr la dinámica de crecimiento.

Las finanzas públicas del país se encuentran en una situación delicada. El balance primario francés (balance presupuestario, excluidos los gastos por intereses) lleva anclado en territorio negativo de forma constante desde 2001 y la deuda pública se ha disparado (en 2024 representaba un 113% del PIB). El Gobierno se verá obligado a reducir el gasto, que ya supera el 57% del PIB.

Fuente: Fondo Monetario Internacional (FMI)

Estas tensiones políticas constituyen el principal factor que explica la depreciación del 2,5% del euro frente al dólar estas últimas semanas.

Repunte de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China

En un contexto de tensión, el anuncio por parte de China de un refuerzo de los controles sobre las exportaciones de tierras raras ha suscitado la ira de la administración Trump. El presidente estadounidense ha respondido anunciando la instauración de aranceles suplementarios del 100% sobre todas las importaciones chinas a partir del 1 de noviembre, así como otras medidas restrictivas que afectan, en especial, a las exportaciones de programas de «software». Trump ha amenazado con anular una reunión prevista con el presidente Xi los días 31 de octubre y 1 de noviembre en Corea del Sur durante la cumbre del APEC (Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico).

A nuestro parecer, China sigue disponiendo de importantes palancas de negociación. Por una parte, el país ha reducido en gran medida sus exportaciones a EE. UU., que representan solamente el 10% de todas sus ventas al exterior. Por otra parte, la dependencia del gigante americano de las tierras raras chinas es significativa, sobre todo en lo que respecta al sector de la tecnología y también al de defensa. Así pues, Estados Unidos está obligado a alcanzar un acuerdo y cualquier recrudecimiento de las tensiones sería nefasto para la economía del país.

Los activos de riesgo siguen repuntando

Los mercados bursátiles prosiguieron su avance de los últimos meses. Desde el comienzo del segundo trimestre, el índice mundial ha subido un 7% en euros, impulsado, en especial, por la fuerte progresión del sector tecnológico, que se deriva del frenesí por las empresas activas en el campo de la inteligencia artificial, lo que acentúa todavía más, si cabe, el fenómeno de concentración en el mercado estadounidense. La capitalización bursátil de las 10 primeras empresas supera, en estos instantes, el 40% del índice, un nivel nunca antes visto.

Damien Petit, Responsable de Inversiones de Banca Privada
Banque de Luxembourg

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Juan Carlos Durán
Asesor de banca privada