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Un banco privado brinda a los empresarios servicios que van más allá que la mera gestión de su patrimonio personal. Un valor añadido decisivo que radica también en el acompañamiento durante las diferentes etapas de la vida y del desarrollo de una empresa. Juan Carlos Durán, asesor de clientes privados, explica cómo Banque de Luxembourg acompaña a los empresarios en esta tarea.

Los directivos de empresas se perfilan como una clientela desafiante para un banco porque aporta unas necesidades específicas: Por una parte, necesitan respaldo para gestionar y desarrollar con éxito su negocio. Por otra parte, también quieren gestionar sus asuntos financieros y realizar operaciones bancarias como particulares, como cualquier otro cliente. «Así pues, dependiendo de si un empresario adopta el role de director de empresa o de particular, puede tener necesidades muy diferentes. Esto es precisamente lo que hace que su perfil sea conceptualmente muy interesante para un banco privado» explica Juan Carlos Durán de Banque de Luxembourg, una entidad que lleva presente más de un siglo en el segmento de banca privada de Luxemburgo.

Tres momentos decisivos

En muchos casos, el apoyo que un banco privado brinda al empresario trasciende las cuestiones puramente bancarias y financieras. El banquero privado es un asesor en el sentido más amplio de la palabra y una persona de contacto en todas las fases de la vida. «El primer momento importante es la fundación o la toma de posesión de la empresa familiar. Ya en este punto, el cliente tiene necesidades muy concretas : adquiere participaciones de la empresa y, en muchas ocasiones, se hace cargo de las de sus hermanos, por lo que tiene que asumir los costes derivados y mucho más. En el ámbito privado, suele ser también el momento en que se adquiere la propiedad de la vivienda», explica Durán.
 
No obstante, las funciones de un banquero privado van mucho más allá. Asesora al empresario sobre las inversiones de capital y las estrategias de inversión, además de ocuparse de la gestión de su patrimonio personal y de la diversificación de su cartera. La inversión de los excedentes de liquidez en la empresa constituye también una de sus tareas.
El tercer momento, no menos importante, es cuando el empresario abandona la empresa y pasa el testigo, a menudo, a sus propios hijos. Incluso en esta tarea, no siempre sencilla, el banquero permanece a su lado.

Transferencia de empresas: una ardua tarea

El empresario, que en muchos casos ha dedicado hasta este momento su vida a su negocio, debe buscar ahora un nuevo propósito en la vida. Eso no suele ser fácil. Ahora bien, tampoco es siempre sencillo para la persona que toma el relevo.Juan Carlos Durán, asesor de clientes privados  

De hecho, la transferencia de patrimonio representa una de las mayores tareas de un empresario. Por último, se transmiten activos profesionales que se han ido acumulando a lo largo de la vida y, a veces, durante generaciones. «En el proceso de traspaso, las partes interesadas se plantean numerosas preguntas. Esto puede cambiar la relación de los miembros de la familia entre sí y, en su caso, desequilibrarla. Esta fase constituye uno de los mayores retos en la vida de un empresario», afirma Durán. «El empresario está llegando al final de su carrera profesional; ha visto crecer su empresa y ahora debe depositar su confianza en la siguiente generación. El empresario, que en muchos casos ha dedicado hasta este momento su vida a su negocio, debe buscar ahora un nuevo propósito en la vida. Eso no suele ser fácil.» continúa Durán. 


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Juan Carlos Durán
Asesor de banca privada